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EL PAPEL DE LA LITERATURA DESDE LA ÓPTICA DE LOS LINEAMIENTOS CURRICULARES
Como docentes de literatura, es natural sentir dudas e inquietudes sobre cuál es la forma más asertiva de abordar los textos con los estudiantes, parece ser que las prácticas pedagógicas muchas veces no responden a sus intereses y expectativas, desconociendo que lo más importante no son los contenidos en sí mismos como ocurría en los antiguos programas curriculares, sino el efecto de ciertos temas y conceptos en el desempeño vital de estudiantes y profesores, en su identidad con la lectura, la escritura y la apropiación de los saberes. A continuación se darán algunas pautas encaminadas al desarrollo de competencias lectoras, desde la mirada de los LINEAMIENTOS CURRICULARES DE LENGUA CASTELLANA.
Es de gran importancia el acercamiento de los estudiantes al mayor número de obras literarias; pero si a través del bachillerato los estudiantes pudiesen leer al menos unas diez obras a profundidad, sobre las cuales pudieran desarrollar el pensamiento conjetural y crítico, exteriorizado en lo oral y en lo escrito, estamos seguros que dicha experiencia habrá de impulsarlos hacia la autonomía como lectores competentes que asumen los textos desde el deseo y a través de toda la vida. Esas diez obras literarias, en su totalidad, no necesariamente tendrían que corresponder al canon. Es posible que algunas obras no reconocidas por el canon, hayan logrado TOCAR al lector que está en proceso de formación, por esta razón se da el carácter siempre imprevisible de la selección de textos literarios y críticos para su lectura en la institución escolar.
Es evidente que el docente de literatura muchas veces cae en la incertidumbre de qué textos debe abortar en cada uno de los niveles escolares, ignorando que el problema no radica en la cantidad de obras que habría que leer durante la travesía de la educación básica y media, ya que “unas pocas obras analizadas en profundidad son suficientes para que los estudiantes por su cuenta puedan continuar luego con el proceso formador de la lectura en el ámbito extraescolar”. Además no basta simplemente con leer y dar cuenta de lo leído, pues lo que hay que indagar es por los modos de leer y por los modos de escribir y argumentar sobre los textos que son objeto de lectura.
Ante esta perspectiva, la literatura debe convertirse en una dulce excusa en el aula de clase para lograr en los estudiantes la interpretación en profundidad, la cual implica un proceso de lectura que va desde un nivel literal, pasa por el inferencial y converge en un nivel crítico íntertextual. Este tercer nivel, operado en un lector competente, se caracteriza porque desde allí se generan las relaciones ideológicas entre textos de diversa clase, y no sólo los literarios. Es de esta manera como FABIO JURADO invita a abordar con los estudiantes el estudio de la literatura a partir del diálogo entre los textos, o de la intertextualidad, porque toda obra envía al lector a otras obras. El lector ingresa al universo literario dotado de competencias discursivas, necesarias para la comprensión y la interpretación del texto. En palabras de UMBERTO ECO, el lector en su proceso cooperativo con la obra, realiza paseos ínter textuales los cuales potencian la memoria hacia la enciclopedia pertinente, actualizando otros textos en posibilidad de enlazarse con aquél.
Es evidente como se hace asertivo promover el estudio de la literatura a partir de las hipótesis interpretativas generadas por la lectura, y desde esta posibilidad apuntar hacia la activación de los diversos saberes que circulan en el ámbito académico, logrando poner en relación a las obras con el discurso de la historia, de la filosofía de la psicología y de las ciencias.
Un trabajo visionado de esta manera presupone una necesaria interacción entre distintas áreas de estudio, de tal modo que los PROYECTOS DE AULA , o los currículos propuestos por grupos de profesores de las distintas áreas , en los distintos grados y ciclos, tendrían que establecer relaciones tanto horizontales como verticales. “la dinámica intelectual, inherente a la práctica pedagógica, sólo es posible en la medida en que las asignaturas dejen de ser meros agregados y puedan establecer diálogos interdisciplinares”.
La literatura como representación de la cultura, como lugar de convergencia de las manifestaciones humanas, como ámbito testimonial, puede profundizarse desde lo estético, desde la historiografía, la sociología y también desde la semiótica, logrando a través de estas prácticas, aprendizajes significativos, donde el estudiante sea un ente activo y partícipe de su propio aprendizaje.
Finalmente, se hace referencia al estudio de la literatura no como acumulación de la información general: periodos, movimientos, datos bibliográficos, sino como experiencia de lectura y de desarrollo de la argumentación crítica. De esta manera estamos siendo llamados a ser docentes innovadores, distantes de intimidar con el examen para que el estudiante lea, docentes capaces de seducir y persuadir con los comentarios críticos de las obras, capaces de indagar por los modos de leer y por los modos de escribir y argumentar sobre los textos que son objeto de lectura.
Lic. SANDRA GUTIÉRREZ
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JURADO, Fabio. Lineamientos curriculares. Lengua Castellana.
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